Eric Musselman no es de los que se endulzan. Cuando el nuevo entrenador de baloncesto de la USC tomó las riendas de un programa en dificultades la primavera pasada, sabía lo que estaba heredando. Rápidamente se dio cuenta de las limitaciones de recrear la lista completa. Y ahora, en su primera temporada con los Trojans, tampoco intenta ocultar las carencias de su equipo.
“Sabemos que tenemos algunos huecos en nuestra plantilla”, dijo Musselman. “Queremos que nuestros muchachos comprendan cuáles son las áreas de preocupación y cómo podemos combatirlas siendo honestos acerca de quiénes somos”.
Musselman, en su tercera década como entrenador de baloncesto, no lo haría de otra manera. No hay generalización al respecto. Cuando los jugadores cometen errores en la práctica, Musselman los denuncia, creyendo que es su trabajo “abordarlos” señalando la fuente de la crítica.
Así que no hubo forma de esconderse cuando la USC ocupó el puesto 14 entre 18 equipos en la encuesta de medios de pretemporada del Big Ten. Las expectativas de ellos, del mundo exterior, eran bajas. Demostrarles que están equivocados significa saber exactamente quiénes son los troyanos. En opinión de Musselman, eso significaba jugar como ratas de alcantarilla, arreglándoselas y arrasando entre los Diez Grandes.
La verdad es que nadie sabe cómo le irá a la USC en el Año 1 con Musselman. Pero con el partido de los Trojans contra Chattanooga el lunes, sabemos qué esperar cuando comience una nueva era del baloncesto troyano: