LA HABANA— El viernes, el huracán Rafael azotó el Golfo de México, donde se esperaba que arrasara Cuba, destruyendo la red eléctrica del país y derribando cientos de viviendas.
Hasta el viernes por la mañana, el actual huracán de categoría 2 se encontraba a 230 millas al noreste de Progreso, México. Tenía vientos máximos sostenidos de 110 mph y se movía hacia el noroeste a 9 mph, según el Centro Nacional de Huracanes en Miami.
Se pronosticó que se desplazaría hacia el oeste, hacia México, en los próximos días, y los meteorólogos advirtieron que el oleaje de la tormenta podría “alterar las olas y las condiciones actuales que amenazan la vida”.
Sin embargo, no había advertencias de huracán y se esperaba que la tormenta se debilitara y “girara” sobre el centro del Golfo a principios de la próxima semana.
El huracán azotó Jamaica y las Islas Caimán a principios de semana, cortando el suministro eléctrico y provocando inundaciones. El miércoles por la noche viajó a Cuba y causó otro dolor de cabeza a la isla.
Los poderosos vientos de Rafael destruyeron la red eléctrica de Cuba, obligaron a la evacuación de 283.000 personas y destruyeron 461 viviendas. También dejó árboles, líneas eléctricas y escombros en las calles inundadas.
El viernes, el gobierno cubano dijo que había logrado restablecer la electricidad en unos 143.000 hogares en La Habana, aunque muchas personas seguían sin electricidad.
Rafael pasó varias semanas en el país caribeño. Primero, hubo un apagón en toda la isla que duró varios días, producto de la crisis energética de la isla. Poco después, una fuerte tormenta azotó la parte oriental de la isla y mató al menos a seis personas.