SEDAVI, España.- Francisco Murgui salió a salvar su moto cuando el agua empezó a subir.
No volvió.
Una semana después de que las devastadoras inundaciones devastaran el este de España, María Murgui todavía espera que su padre esté vivo y entre los desaparecidos.
“Él, como muchas personas en las ciudades afectadas, salió a buscar su motocicleta o su automóvil”, dijo el joven de 27 años a The Associated Press. “La inundación lo atrapó afuera y terminó teniendo que agarrarse de un árbol para salvarse. Y nos llamó y dijo que estaba bien, que estaba en el árbol, que no se preocuparan.
Pero cuando María salió a las calles de Sedaví para rescatarlo del agua que arrasaba todo a su paso, no lo encontró por ningún lado.
“Estuvo así hasta la 1 de la madrugada”, dijo. “A las 2 de la madrugada salí a buscarlo con mi vecina que me acompañaba con una cuerda. Pero no sabemos nada, no hemos encontrado nada”.
Se ha confirmado la muerte de al menos 218 personas después de que las fuertes lluvias de la tarde del 29 de octubre inundaran ciudades enteras, principalmente en la región de Valencia, a la mañana siguiente. Los gobiernos regionales han sido duramente criticados por emitir alertas en los teléfonos móviles casi dos horas después de que se produjera el desastre.
Siete días después, las autoridades no han revelado ninguna información sobre personas desaparecidas. Sin embargo, la televisión estatal RTVE emite constantemente solicitudes de personas que buscan a familiares desaparecidos.
María Murgui publicó en las redes sociales una denuncia de desaparición con una foto de su padre jubilado de 57 años.
“Es como montar en una montaña rusa. A veces es bueno, a veces es malo (…), porque quieres ser positivo”, dijo. “Es realmente una locura ya no sabemos qué hacer, no hay nadie de la ciudad”.
El Gobierno central aprueba el paquete de ayuda
Mientras muchos buscan a sus seres queridos, los principales esfuerzos de recuperación avanzan lentamente en Sedavi y en más de 60 ciudades más.
Para ayudar a los necesitados, el gobierno central aprobó el martes un paquete de ayuda de 10.600 millones de euros para 78 comunidades. El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, lo comparó con las medidas tomadas durante la pandemia de COVID-19.
El paquete incluye pagos directos de entre 20.000 y 60.000 euros a los propietarios de las viviendas afectadas, incluido apoyo financiero a empresas y gobiernos municipales.
Sánchez reconoció que quedaba mucho trabajo por hacer y dijo que buscaría ayuda de la Unión Europea.
Los bienes básicos escasean en escenas de devastación
La inundación dejó tras de sí escenas post-apocalípticas.
Calle tras calle, pueblo tras pueblo, estaban cubiertos de un espeso barro marrón y casas en ruinas, masas de vegetación podrida y automóviles destrozados. Un hedor se eleva desde el barro.
En muchos lugares, la gente todavía carece de suministros básicos y se están formando colas en las cocinas de emergencia y en las tiendas de comestibles. El agua ha vuelto a los grifos, pero las autoridades dicen que no es segura para beber.
Los primeros pisos de miles de casas quedaron destruidos. Se teme que haya cadáveres esperando a ser encontrados en el interior de algunos coches inundados o atrapados en garajes subterráneos.
Miles de soldados trabajarán con los bomberos y las fuerzas policiales en una gran operación de emergencia. Agentes y tropas buscan viviendas destruidas, innumerables coches que han atravesado calles y autopistas o están atrapados en el barro de canales y barrancos.
Las autoridades están preocupadas por otros problemas de salud tras el desastre natural más mortífero de la historia reciente de España. Instaron a la gente a vacunarse contra el tétanos y a tratar las heridas para prevenir infecciones y limpiar la piel del barro. Mucha gente usa máscaras.
Miles de voluntarios están ayudando a llenar el vacío dejado por las autoridades. Pero en la ciudad de Paiporta, muy afectada el domingo, la frustración por el manejo de la crisis creció cuando multitudes arrojaron barro y otros objetos durante su primera visita al epicentro del desastre por parte de Reyes, Sánchez y funcionarios regionales.